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Especial Ancap: arranca un sueño

  

Las empresas públicas no nacen por la firma de un decreto, eso no es suficiente. Se requiere mucha insistencia, ciencia, política y, sobre todo, un amplio acuerdo que identifique una necesidad nacional. Ese fue el caso de ANCAP, la Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland. Su creación, formalizada por ley el 15 de octubre de 1931, fue en realidad la culminación de un proceso iniciado varias décadas antes, cuando Uruguay dependía casi por completo de las importaciones de petróleo.

En este capítulo de Nautamedia Historia, repasamos el relato menos conocido del nacimiento de ANCAP: desde los debates sobre el estanco del alcohol en 1906 hasta las pruebas con carburantes nacionales en los años veinte. Una historia de sueños, resistencias y visionarios.

Uruguay y su dependencia del petróleo extranjero

A comienzos del siglo XX, Uruguay dependía totalmente del petróleo importado. Entre 1915 y 1919, el país importó 44 millones de litros de nafta. Pero esa cifra se multiplicó con la modernización: entre 1925 y 1929, se superaron los 300 millones de litros. Toda esa energía provenía de compañías extranjeras que dominaban el mercado mundial de hidrocarburos.

Este modelo de dependencia significaba un drenaje permanente de divisas, vulnerabilidad geopolítica y una pérdida de autonomía industrial. Por eso, desde los primeros años del siglo XX, comenzaron a surgir propuestas para nacionalizar al menos una parte de la cadena de producción energética.

José Batlle y Ordóñez y la idea del estanco del alcohol

El primer intento serio para avanzar en esa dirección vino de la mano de José Batlle y Ordóñez. En 1906, planteó públicamente que el Estado debía controlar la producción y comercialización del alcohol. La propuesta fue duramente resistida por sectores conservadores y por intereses extranjeros, especialmente franceses, que veían en la medida una amenaza a su negocio.

A pesar de ello, el ideal ballista avanzó. En 1911 se propuso el monopolio del alcohol y en 1917 se retomó la iniciativa, esta vez con un enfoque industrial más claro: mezclar alcohol de origen nacional con minerales para generar carburantes alternativos. Ya no se trataba sólo de una medida para la salud pública o control de adicciones: se trataba de independencia energética.

Los ensayos con combustibles nacionales

A partir de 1920, comenzaron las primeras pruebas prácticas. Se ensayaron mezclas de alcohol nacional con nafta refinada, e incluso con componentes obtenidos de esquistos bituminosos extraídos en Cerro Largo. El Instituto Químico Industrial —proyecto estrella del batllismo— lideró los estudios técnicos y validó las posibilidades del nuevo combustible.

El 26 de abril de 1920, tres automóviles recorrieron las calles de Montevideo con carburante nacional. El primero, un Renault propiedad de José Batlle y Ordóñez, arrancó en frío y funcionó “exactamente igual que con benzina”. El segundo, un Buick conducido por Domingo Arena, mostró un rendimiento levemente inferior en marchas bajas. El tercero, un Studebaker del ingeniero Sundler, aprobó todas las pruebas.

Los informes fueron concluyentes: era técnicamente viable producir carburante nacional. La economía, la ciencia y la política se alineaban para dar el siguiente paso.

ANCAP como resultado de un largo proceso político

En 1921, Batlle y Ordóñez presentó un proyecto de ley para declarar el monopolio estatal sobre el alcohol y los carburantes nacionales. Los fundamentos del proyecto eran claros y los invitamos a leerlos para reflexionar sobre su vigencia:

  •     Frenar la salida de divisas por importaciones de combustible.
  •     Generar ahorro a través de la industrialización nacional.
  •     Fomentar la agricultura, al utilizar materias primas como el maíz.

Aunque el proyecto no prosperó de inmediato, preparó el terreno para la fundación de ANCAP en 1931. Ya no era solo una propuesta económica o industrial: era un gesto político que reflejaba una visión de país soberano.

Una empresa pública con identidad nacional

ANCAP nació para hacer frente a un modelo económico que alineaba al Uruguay a los intereses de las grandes empresas. Su origen está profundamente vinculado con el batllismo, el desarrollo científico, la defensa del trabajo nacional y la visión estratégica de largo plazo.

Pero también refleja un país que debatía, que resistía presiones externas y que apostaba por soluciones propias. ANCAP fue la expresión institucional de un sueño colectivo: producir energía en casa, controlar los recursos estratégicos y proteger al consumidor nacional.

La historia de ANCAP no comenzó en 1931. Comenzó en las calles polvorientas de 1906, entre editores de diarios, vendedores de caramelos y científicos visionarios. Fue una historia de ensayo y error, de frustraciones políticas y de pruebas técnicas exitosas. Fue, sobre todo, una historia de soberanía.

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Duración
00:12:00
Año
2021+
Temporada
01
Episodio
19
Tipo de contenido
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