Nautamedia historia

Nombre del episodio
El pacto del Chinchulín

 

En plena crisis global, el Uruguay creó ANCAP con alianzas impensadas y enemigos poderosos. Esta es su historia.

Corría 1931 y Uruguay ardía en múltiples fuegos: crisis económica, desempleo masivo, devaluación, violencia política. En ese contexto, se creó una de las instituciones más emblemáticas del país: ANCAP, la empresa pública de combustibles, alcohol y cemento Portland. Pero no fue fácil. Su nacimiento implicó un pacto entre enemigos, una fuerte oposición de las grandes empresas petroleras extranjeras y un terremoto político cuyas consecuencias se arrastrarían por décadas.

En este nuevo episodio de NautaMedia Historia, nos adentramos en el origen de ANCAP y en el famoso “pacto del chinchulín”, el acuerdo político que permitió su fundación, pero también desató una tormenta que terminaría en dictadura.

Una empresa en tiempos de desesperación

La historia comienza en 1931. El mundo sufría los efectos del crack de Wall Street de 1929. En Uruguay, las exportaciones de carne habían caído un 60 %, el desempleo llegó a cifras de escándalo, y el peso se había devaluado un 65 %. Los salarios se desplomaban y el malestar social crecía.

El presidente Gabriel Terra, en un intento de frenar la recesión, promovió la creación de empresas estatales para dinamizar la economía. Entre ellas, ANCAP, con el objetivo de refinar petróleo, producir alcohol carburante y fabricar cemento Portland. Pero esta medida iba contra los intereses de empresas extranjeras y grandes capitales locales. El conflicto estaba servido.

Las petroleras extranjeras no se quedaron calladas

La reacción no tardó en llegar. Shell, por ejemplo, envió una carta oficial al ministro Edmundo Castillo advirtiendo que las nuevas leyes eran un peligro para sus inversiones. Amenazaron con no inyectar más capital y aseguraron que las decisiones del gobierno afectaban la imagen del país en el exterior.

Shell no era un actor menor. Bajo su anterior nombre, West Indian Oil Company, había establecido depósitos en el barrio Bella Vista de Montevideo. Vendía combustible al Estado, a los tranvías, a los frigoríficos y al ferrocarril. El monopolio estatal les quitaba su principal fuente de ingresos. Pero a pesar de sus quejas, ANCAP fue creada. El Estado había dado un paso decisivo.

El “pacto del chinchulín”: cuando el poder se cocina a fuego lento

Para concretar la creación de ANCAP, Terra necesitaba un gran acuerdo político. ¿Cómo lo logró? Pactó con colorados y nacionalistas independientes, éstos últimos con representación en el Consejo Nacional de Administración, un órgano colegiado que compartía el poder ejecutivo. A cambio de los votos necesarios, se acordó el reparto de cargos en los nuevos entes públicos, incluida ANCAP.

El trato fue tan explícito que Luis Alberto de Herrera lo bautizó con sorna como el “pacto del chinchulín”, evocando las reuniones políticas que ocurrían durante los tradicionales asados. La ironía reflejaba un hecho: para crear ANCAP se entregaron cuotas de poder administrativo a cambio de respaldo legislativo.

Incluso el diario El País, tradicional órgano blanco independiente, respaldó la creación de ANCAP en su editorial del 16 de octubre de 1931, destacando el valor de una política que buscaba la “independencia económica nacional”.

Una oposición variopinta: desde los comunistas al campo

No todo fue acuerdo. El proyecto de ANCAP también tuvo opositores de lo más diversos. Entre ellos:

  • El herrerismo y los colorados conservadores, que defendían la economía liberal.

  • El Partido Comunista, representado por Eugenio Gómez, que rechazaba el acuerdo político y lo consideraba un acto de clientelismo.

  • El Partido Socialista, con Emilio Frugoni, que también criticó el reparto de cargos.

  • La Federación Rural, la Asociación Rural del Uruguay y las cámaras empresariales, que temían el avance del Estado empresario.

Las últimas organizaciones mencionadas crearon el Comité de Vigilancia Económica, apodado por los batllistas como “el Comité del Vintén”, en referencia a la defensa de los intereses del gran capital.

Un éxito económico que desató una tormenta política

Pese a las resistencias, ANCAP fue un éxito en sus primeros años. La empresa no solo logró refinar combustibles, sino que ofreció la primera licitación pública gracias a los precios más bajos ofrecidos por la URSS, país que no formaba parte del cartel petrolero global. El resultado: combustibles más baratos para los uruguayos.

El golpe fue tan fuerte para las multinacionales que muchos analistas coinciden en que el éxito inicial de ANCAP fue uno de los factores que precipitó el golpe de Estado de Gabriel Terra en 1933. El historiador Carlos Machado, en su libro Historia de los Orientales, asegura que “la creación de ANCAP anticipó el cuartelazo”.

ANCAP pasó a ser símbolo del poder del Estado, pero también un blanco para quienes veían en ella un obstáculo para el libre mercado.

La historia del nacimiento de ANCAP no es solo la de una empresa: es la de un país en busca de soberanía, en un contexto de crisis global y disputa política interna. Nació entre acuerdos insólitos, resistencias externas y una apuesta decidida por la intervención estatal en la economía.

¿Querés conocer más historias como esta?

Sumate al newsletter de NautaMedia Historia. Recibí en tu correo episodios clave, análisis documentados y narrativas que te conectan con el pasado uruguayo. ¡Sumate!

Duración
00:13:42
Año
2021+
Temporada
01
Episodio
21
Tipo de contenido
Más en NMH